25/9/16

Jeudi, vendredi, samedi, dimanche...

Y así todos los días de la semana, comenzando por el jueves. Jeudi, en francés. Como Miércoles Addams.

Me fascina el personaje de Miércoles. A mi madre también. Pero ella prefirió llamarme Jueves. Jeudi, en frances. Derivando de una canción que estudió, en su infancia, sobre los días de la semana. Dicho sonsonete rezaba, en su estribillo:

"Jeudi c'est un jour de vacances,
tous les enfants restent au lit.
Les enfants ont beaucoup de chance.
Ils restent aun lit en Jeudi.
Avant le dimanche il nous reste,
le vendredi, le samedi".

De toda la vida se ha dicho, cuando una persona está en medio de una situación, de un lugar, que "parece un jueves". "Hija... ¡siempre estás en medio, como los jueves!". No sé si, en el caso de Wednesday Addams era por quedar la segunda en el número de hermanos, aunque en la serie era la mayor, por haber nacido en miércoles, por ser el día preferido de Morticia... No debía de gustarnos con tanta fruición este personaje: es una niña psicópata que disfruta haciendo daño y mirando cómo sufren los demás.  No me identificaba con ella excepto en las trenzas.  No me gustaba, además, "La familia Addams", si no sus rivales, los "Monsters", y, entre ellos, la joven rubia que era "la excepción", la pobre que nunca se podría casar y el modelo de joven que seguíamos todas.

Quizás la razón fuera esa contraposición entre dicha joven, angelical, pura y rubia, de "Los Monsters" y la negrura, piel blanca y maldad de Miércoles en "Los Addams".  La razón de mi progenitora fue que las actrices que interpretaban a la joven maligna eran del mismo signo del zodiaco que yo. Y, como una casualidad chistosa, la chica rubia de "Los Monster" pertenecía, justamente, al opuesto. ¡Qué cosas!

Pues así me presento. Jeudi, la que siempre está metida en todo  y no acaba nunca nada. Pero, es más. Soy Jeudi, la marrana, repulsiva, mala madre, casada con el síndrome de Diógenes. Nunca comprendí eso. Me encantaba Hiparquia de Tracia, discípula de Diogenes de Sinope, el hombre que vivía en una tinaja, con un perro y un trapo. Tenía un cuenco para beber y, al observar que un chiquillo usaba ambas manos, tiró el cuenco para poseer, aún, menos cosas. Justamente un ser que carecía de todo.  Qué cosas tiene la vida. Para confiar en los médicos.

Tengo mucho que contaros. Pero os sugeriré una visita a Dudeklatero antes de continuar aquí.  Au revoir!


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